Yo crecí en un pueblo pequeño y desde una edad temprana quise hacer efectos especiales. Soñaba con participar en todo lo que pudiera tener acceso: desde pequeños espectáculos, hasta televisión, y llegar incluso a grandes producciones de Hollywood. Así que a la edad de 22 años, hice las maletas y me fui a Los Ángeles.

Me tomó unos buenos tres meses conseguir “entrar en escena”. Primero pude ver la voladura de una presa. El siguiente fue el disparo de la bola de fuego en el hueco del ascensor en "Die Hard" (cuando McLane arroja una silla de oficina llena de explosivos a través de las puertas abiertas del ascensor). Eso fue realmente memorable… y muy divertido! Es desde entonces que he sabido en mi corazón que quería hacer lo que estos ingeniosos e inventivos hombres y mujeres hacían cada día: crear ilusiones!

Es así que, en 1986 comencé a trabajar profesionalmente en todos los aspectos de los efectos especiales mecánicos: Monstruos, flores que se marchitan, cañones de aire, paredes que explotan, corchos de champán que revientan, baba que chorrea, y toda clase de pequeños artilugios mecánicos que se rompen en el momento justo… Y lo único seguro que encontré en esta maravillosa profesión es que no puedes estar seguro de nada de lo que ves!